Cuántas veces habrás pensado antes: “a mi el yoga se me da fatal”, “no soy nada flexible”, “el yoga me pone nervioso” o “no soy una persona espiritual”
Muchas personas se sienten intimidadas a la hora de probar el yoga por estos u otros motivos: tienen la idea errónea de que se necesita ser flexible para hacer yoga, pero
la verdad es que la flexibilidad no es un requisito previo para comenzar con el yoga, como tampoco es necesario ser un buda o una persona contemplativa.
¿No puedes tocarte los dedos de los pies o no paras ni un segundo? Quizás es la señal más evidente de que el yoga Sí es para ti. De hecho, la práctica constante te ayudará a mejorar la flexibilidad mientras desarrollas fuerza, coordinación, constancia, equilibrio, perseverancia y disciplina.
¿Entonces, es mejor una clase grupal o una privada ?
Una sesión de yoga en la que solo estáis tú y tu instructor es una muy buena oportunidad para no sentirse intimidado en un grupo multinivel. Además, tener un coach privado de yoga es un lujo para comenzar con yoga o para perfeccionarse.
En una clase particular de yoga, el profesor te guía a través de cada postura de yoga, explicando la teoría detrás de ella y asegurándose de que tu alineación sea exactamente la correcta. La sesión se adapta a tus fortalezas y debilidades, construyendo bases sólidas, sin llegar al agotamiento ni tampoco al aburrimiento.
¿Lo mejor y lo peor de una clase de yoga particular? Hacia el final practicamos algunos ejercicios de relajación muy profunda, que son simplemente increíbles. ¿La peor parte? ¡No podrás ocultar el hecho de que básicamente estabas dormido!
¿Vale la pena? Definitivamente. Seguro que después de una clase particular de yoga tendrás ganas de hacer muchas más.
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